Articulo.
El niño con deficiencia auditiva.
Elisenda Canals Solla
Psicóloga clínica.
Empieza mencionando algunos síntomas que pueden ser indicadores de que exista deficiencia auditiva, como por ejemplo poner la tele demasiado alta, falta de atención en el colegio, etc. 
Tras una serie de pruebas se detecta la deficiencia y se clasifica, para poder llevar a cabo un programa de intervención adecuado, pero además es necesario el apoyo de la familia y de un equipo multidisciplinar, para facilitar que el niño se integre en la sociedad.
Cuando la familia recibe la noticia, provoca en esta una frustración, por lo que la intervención en ella y no solo en el niño es fundamental. Pasa por un proceso que consta de varias etapas: crisis inicial, negación del problema, aceptación y finalmente actuación. El niño con una estimulación adecuada puede llegar a tener una vida normalizada.
A continuación, se hace mención a la clasificación  de la sordera según su naturaleza, intensidad y su origen.
- Según naturaleza:
 - Sordera de transmisión: la calidad de recepción de la palabra es deficiente.
 - Sordera de percepción: problemas para percibir las palabras.
 - Sordera de identificación: debido a la mala percepción y recepción, la comprensión se dificulta
 
- Según intensidad:
 - Total
 - Profunda
 - Ligera
 - Mala audición (inferior a 40 decibelios).
 - Origen
 - Genética: sordera congénita
 - Prenatal: durante el embarazo
 - Neonatal: durante el nacimiento
 - Adquirida: durante la infancia, por traumatismos, lesiones, etc.
 
También hace referencia a los niños que nacen sordos y niños que ya tienen un nivel lecto-escritor en el momento de aparición del problema, suelen tener dificultades diferentes, por lo que es fundamental un diagnóstico precoz. 
Hace referencia a la importancia de la estimulación temprana para un posterior desarrollo, en la que se comienza por entrenamiento sensorial utilizando todo aquello que sea significativo para el niño.
Los padres, ya que este artículo va dirigido a ellos, deben evitar una conducta sobreprotectora o de rechazo, ambas serian perjudiciales para el niño.
Cuanto mas grave es el problema auditiva, mayor es el riesgo de padecer depresión o algún trastorno asociado de personalidad, ya que al no poder expresarse sienten impotencia y se muestran más agresivos, suelen ser indisciplinados o mostrar reacciones exageradas ante estímulos insignificantes.
Los padres deben recibir toda la ayuda e información que sea posible, debido a los cuidados que van a requerir sus hijos, pero no por ello deben dejar de lado a otros miembros de la familia, debe reinar la tolerancia y paciencia en familias donde haya algún miembro con deficiencia auditiva.
Fátima Mª Romero Calvo